Tumbes está ubicado en el extremo norte del país, gozando de la frontera con Ecuador y por tanto es una ciudad cada año más visitada.
Conservando un promedio de 26°C, Tumbes es el lugar perfecto para la conservación de animales tan exóticos como el cocodrilo.
Desde el año 2002, se alcanzó la preservación de esta especie de reptiles con éxito, y desde entonces se ha vuelto uno de los atractivos más visitados de la zona de Puerto Pizarro.
¿Cómo inició esta propuesta?
Ha sido muy difícil construir relaciones entre los cocodrilos de Tumbes, más conocidos como cocodrilos americanos, y la población humana, sobre todo la población local, pues estos animales llegan a ser más agresivos que algunas otras especies similares como el cocodrilo Aligator americano. Pese a ello, hace más de 15 años atrás se viene armando proyectos para evitar que esta especie, en vías de extinción, finalmente desaparezca. Estos animales fueron capturados en distintas zonas y ríos tales como el Zarumilla, el rio Shulcas y algunos ejemplares más en el Chira (Piura). De este modo es que inicia el acondicionamiento de cocodrilos, con casi 40 de ellos. Es solo desde el año 2002 que se registran resultados favorables, pues las manifestaciones de interés por parte de los estudiantes de biología de esta zona no esperaron actividad de parte de las autoridades y la iniciativa tuvo alta trascendencia en la ciudad. el respaldo financiero ayudo a estas organizaciones casi informales a continuar con la labor de conservación y años más tarde se convirtió en un atractivo turístico, iniciando con el objetivo de más fondos para estos animales, y prosiguiendo con el querer mostrar a la población nacional y visitantes internacionales el modo de preservación y trabajo interno.
Cuando hay amor…
Los trabajadores del zoocriadreo de cocodrilos manifiestan que no solo son los guardianes ni los que lanzan alimento a la deriva, si no que conviven con estos animales, sin importar si son uno de los más peligrosos del mundo. Han llegado incluso hasta arriesgar sus vidas por alcanzar la comida a algún débil entre ellos, o para alejar a las madres que no desentierran a sus huevos. Esta labor, es ardua para ellos, sin embargo, el gusto por hacerlo se refleja en sus rostros, y aun mayor satisfacción por las estadísticas de baja extinción en los años siguientes.
Los cocodrilos en este criadero deben pasar por chequeos médicos, en las cuales los veterinarios especialistas en esta especie logran detectar malformaciones, deficiencia en algunos casos, debe registrar el peso exacto de cada uno, y una de las pruebas más importantes es la revisión de su sistema reproductor. Cada una de estas actividades tienen un solo objetivo y que al promediar unos 4 o 5 años más estos cocodrilos deben ser devueltos a sus zonas naturales, al hábitat del que fueron rescatados por la caza constante y el no respeto a su vida y sus derechos. En estos años, una comisión especial, inicialmente liderada por estudiantes de derecho y zootecnia, seguido de especialistas y profesionales, se han encargado de que las leyes en el Perú y en la ciudad de Tumbes respalden y defiendan la casa de su emblema animal, sin embargo, hasta la fecha no se ha llegado a una situación ni solución concreta y por tanto la caza indiscriminada continúa siendo tan impune como hace algunos años atrás.
Visitando a los cocodrilos
Esta aventura inicia en lancha, atravesando el rio Tumbes. Al llegar al bosque de Manglar se comienza a observar algunos cangrejos en las orillas, es allí donde encontramos la entrada a este maravilloso lugar.
El costo de ingreso por persona es un aproximado de 1.5 dólares, la cual te permite la vista de más de 350 cocodrilos que hasta la actualidad se han logrado preservar. El recorrido también cuenta con un guía, el cual va mostrando las diferentes zonas de este criadero, según el tamaño, la edad, el estado y las diferentes características de estos animales, disfrutando de las distintas etapas de cocodrilos que aun hasta hoy, con todos los esfuerzos y metas logradas, continúan en vías de extinción. Este lugar cuenta con algunas medidas de seguridad, dependiendo de la edad e incluso personalidad del cocodrilo. Por ejemplo, aquellos que apenas tienen 3 o 4 semanas de nacidos pueden ser vistos desde muy cerca, y llegar incluso a tocarlos, pues solo miden unos 12 cm y no cuentan con la suficiente fuerza de agresividad para dañar a un ser humano. La zona de visita cercana a los más adultos cuenta con personas preparadas, si es que ocurriera algún imprevisto o accidente, hecho que hasta hoy, 15 años después, jamás ha llegado.
En la actualidad, el cocodrilo americano ya no es encontrado fácilmente en los ríos, sobre todo, Chira y Zarumilla, pues los cazadores han logrado matarlos en masa, sin lugar a tregua y solo luego podemos encontrarlos convertidos en un par de lujosos zapatos, carteras, abrigos y hasta sandalias.
La prevención de peligro para los cocodrilos también es impuesta desde la entrada al lugar, pues está altamente prohibido arrojar piedras alrededor y aún más al mismo cuerpo del animal, con una sanción definitiva para sacarlos del lugar, sin importar la edad ni condición del agraviante. Así mismo los alimentos de ningún modo pueden ser proporcionados por el público visitante, pues solo los guardianes y especialistas están preparados para esta labor. Y ¿Qué comen estos cocodrilos? Esta es una pregunta que en definitiva nos lleva a pensar que la comida favorita de esta especie son los humanos, al igual que el cocodrilo de mar, sin embargo, eso no es cierto. Estos animales solo llegan a atacar a nuestra raza humana, cuando sienten peligro o cuando se encuentran vulnerables. La ración de comida es un aproximado de 450 gramos de carne al día, dependiendo la edad del animal.
Sin duda, la visita al zoocriadero de cocodrilos en Tumbes es una aventura única, pues en Sudamérica no existe población de esta especie, mucho menos se trabaja la preservación y conservación de ellos. Cada espacio de este lugar inspira vida, inspira amor y admiración por la naturaleza, inspira disfrutar el aire, el mismo que respira la flora y fauna de uno de los lugares más especiales del país. El cocodrilo americano puede no pertenecer a una de las especies más amigables de este continente, sin embargo, con su sola presencia imponente pueden llegar a mover los corazones amantes de la fauna peruana, de la fauna en general.
Puerto Pizarro, las playas, los Manglares y cocodrilos los esperan en el paraíso Perú.